El ejercicio físico realza la belleza
La práctica regular de ejercicio físico quizá sea el mejor
tratamiento estético natural: un mejor color y textura de piel y cabello, menos
arrugas, menos celulitis y varices, cuerpo más estilizado o menos sobrepeso son
algunos de los efectos posibles
“Está
demostrado que una sola sesión de ejercicio ya hace que te sientas más guapo,
mejora la percepción que tienes de tu cuerpo; la razón posiblemente esté en la liberación de endorfinas, que hace que te
encuentres mejor, te sientas más contento, más a gusto con tu cuerpo y te veas
más bello”, afirma Carlota Torrents, profesora del Institut Nacional d’Educació Física
de Catalunya, INEFC, para justificar la creciente tendencia a vincular el ejercicio
con el atractivo físico y la belleza.
Si,
como se suele decir, la cara es el espejo del alma, a nadie le debería extrañar
esta vinculación, puesto que los beneficios del ejercicio sobre la salud física
y mental están constatados y hace tiempo que se receta como el mejor antídoto
contra el envejecimiento. De entrada, hay una relación muy clara entre actividad física y obesidad, que es un problema de
salud pero también estético. En segundo lugar, el atractivo físico tiene mucho
que ver con la postura corporal y si uno deja de pasar el día sentado frente a
la mesa de trabajo o el televisor y tonifica su musculatura seguro que su postura
es más abierta, más estirada, transmite más seguridad, y además la ropa le
sienta mejor.
Y si los músculos de debajo de la piel tienen mejor tono, es
lógico que esta luzca más.
Pero
más allá de facilitar un mejor porte y aspecto, el impacto que el ejercicio
físico tiene sobre el organismo y los procesos internos que desencadena hacen
que sea una significativa herramienta como tratamiento antienvejecimiento,
tratamiento anticelulítico, tratamiento remodelador, tratamiento dermatológico
o tratamiento capilar, entre otros. Entre las virtudes estéticas que se le atribuyen figuran un mejor
color y textura de la piel, una mejora de la apariencia del acné, una reducción
de la celulitis y las varices, una menor hinchazón de las piernas, un retraso
en la aparición de arrugas, menor sobrepeso…
Luis Miguel López Mojares, médico
especialista en fisiología del ejercicio y profesor de la Universidad Europea
de Madrid, subraya que, más allá de especulaciones sobre efectos estéticos
concretos, lo que consigue el ejercicio es que el organismo esté en las
condiciones más sanas posibles –lo cual puede ser en muchos casos sinónimo de
más belleza–, y que la razón está en unas sustancias que liberan los músculos
cuando se contraen (mioquinas) y en
la constatación de que las personas con actividad física regular mantienen una
mayor longitud de los telómeros que protegen los genes. “La práctica regular de
ejercicio es una gran herramienta para envejecer mejor y encontrarnos más bien
porque la investigación científica ha demostrado que las mioquinas tienen
efectos antiinflamatorios y antioxidantes, reducen la masa
grasa visceral (la más peligrosa), mejoran la vascularización, el metabolismo,
el funcionamiento del sistema nervioso y la calidad del sueño; mientras que
disponer de unos telómeros más largos protege contra enfermedades crónicas
invalidantes”, explica.
Son
algunos de estos efectos biológicos los que pueden justificar los beneficios
estéticos que a menudo se relacionan con el ejercicio. Porque una mejor
circulación sanguínea facilita un mejor color y calidad de la piel y del
cabello, pero también una mayor movilización de las grasas, una menor retención
de líquidos o menos riesgo de varices, por ejemplo. Está comprobado, además,
que el ejercicio mejora el sistema inmunológico, disminuye la secreción de
insulina y mejora el ritmo intestinal, y todas estas reacciones pueden tener
cierta correlación a nivel estético y aprovecharse como tratamiento de belleza.
Tratamiento antiobesidad
“Un estilo de vida activo es necesario para evitar engordar, lo
mismo que lo es para mantener de forma indefinida el peso saludable una vez
conseguido; y si uno es obeso, el ejercicio modulado es una parte fundamental
en las fases de adelgazamiento para ir habituando el cuerpo a ello y lograr que
cuando la persona se aproxima ya al peso saludable sea capaz de mantener una
rutina de actividad para siempre”, apunta López. Y subraya que en las primeras
fases de adelgazamiento es importante incluir ejercicios de fuerza porque las
dietas bajas en calorías hacen que reduzcamos grasas pero también masa
muscular, y conviene compensar esta pérdida.
“Durante
muchos años se pensó que lo mejor para reducir tejido adiposo era el
entrenamiento aeróbico (correr, montar en bici, nadar, bailar…) pero luego se
ha demostrado que el entrenamiento de fuerza tiene más efecto porque sigues
quemando grasas después del ejercicio, durante los periodos de recuperación”,
comenta la profesora Torrents. Y explica que el ejercicio facilita que llegue
más circulación sanguínea a los tejidos adiposos, lo que hace que se movilicen las grasas y estas puedan ser utilizadas para el
proceso metabólico de los músculos. Pero advierte que, cuando lo que se busca
es adelgazar y reducir grasa, el ejercicio ha de ir acompañado
siempre de una dieta “porque después del ejercicio tienes más hambre”. Por su
parte, Ramon Grimalt, dermatólogo maratoniano y profesor de la Universitat de
Barcelona (UB)y de la Universitat Internacional de Catalunya (UIC), enfatiza la
importancia del ejercicio para mantener un peso y volumen constante y reducir
el riesgo de arrugas y de flacidez en la piel que van asociados a los cambios
súbitos de peso.
Tratamiento dermatológico
Grimalt asegura que cuando uno mantiene un buen tono de los
músculos que hay debajo de la piel esta envejece mejor, se estropea menos y se
recupera mejor en caso de intervenciones quirúrgicas, de embarazos, etcétera.
Por otra parte, si aumenta la masa muscular la piel se muestra más lisa y
tersa, menos flácida, y como el ejercicio estimula la circulación sanguínea,
una mayor oxigenación favorece la llegada de nutrientes a las células y la
eliminación de toxinas, de forma que mejora la tonalidad, el color de la piel.
El doctor López reitera que la clave está de nuevo en las mioquinas que liberan
los músculos, que modifican la vascularización de los tejidos y tienen efectos
antioxidantes.
Por
otra parte, algunos estudios indican que el ejercicio ayuda a preservar el
colágeno, el componente más abundante de la piel y que evita la flacidez y
otros síntomas de envejecimiento. La razón, explican, es que el ejercicio
reduce los niveles de insulina, mientras que cuando la insulina está alta se
estimula un grupo de enzimas que destruyen el colágeno.
Pero los dermatólogos advierten que la práctica habitual de deportes al aire
libre también conlleva una mayor exposición a los efectos del clima sobre la
piel y eso puede implicar un mayor envejecimiento cutáneo. “Si se entrena seis
días a la semana dos horas diarias exponiéndose al sol, al viento, a la
humedad, al polvo, a la polución y al roce se estropeará más la piel, tendrá
más arrugas y manchas”, que si no se expone al sol y a las inclemencias
climatológicas, destaca Grimalt. Y subraya que la mejor manera de paliar ese
riesgo es utilizar protectores solares para la piel y que no irriten los
ojos, cubrirse con una gorra y vestirse con tejidos técnicos con un buen filtro
solar.
Tratamiento anticelulítico
“La práctica regular de ejercicio es el mejor tratamiento
preventivo y de mejora de la celulitis que hay”, afirma Grimalt. De entrada,
las mioquinas mejoran el metabolismo celular y movilizan y reducen la grasa
visceral. Pero además, una circulación más activa y una mayor oxigenación
permiten eliminar mejor los desechos de los tejidos, y la contracción muscular estimula,
de forma indirecta, el drenaje linfático, lo que reduce la hinchazón y
retención de líquidos, sobre todo en las piernas. Diversas investigaciones
estadounidenses hablan de la relación entre ejercicio físico regular y menos
celulitis y la atribuyen a una mayor capacidad respiratoria, un menor estrés,
la movilización de grasas y la mayor firmeza de la piel. Cuando lo que se busca
es combatir la celulitis, la recomendación de los expertos es combinar
ejercicio aeróbico y de tonificación con entrenamientos de fuerza.
Tratamiento capilar
Como ocurre con la piel, una mejor circulación sanguínea por la
práctica de ejercicio se relaciona con una mejor tonalidad, suavidad y brillo
del cabello. Y la mejora de los niveles de estrés también contribuye a un mejor
aspecto capilar. Pero Ramon Grimalt advierte que el pelo de quienes practican
habitualmente deporte también está más castigado porque está más en contacto
con el viento, el polvo, el sol y el agua, y porque, además, los
deportistas suelen lavarlo más a menudo y ese mayor roce y lavados se acumulan
y el pelo se desgasta antes. “La salud del cabello no empeora, pero el aspecto,
sobre todo de las puntas, a veces sí”, comenta.
Tratamiento remodelador
El ejercicio, en especial si se trata de yoga, pilates u otras
disciplinas centradas en el abdomen, los glúteos y la zona lumbar, contribuye a
tonificar las cadenas musculares y con ello a modelar el cuerpo y mejorar la
postura. No obstante, Carlota Torrents advierte que la estética es muy
subjetiva: “El ejercicio te puede modelar el cuerpo de diferentes formas,
porque puedes simplemente tonificar algunos grupos musculares o bien buscar un
cuerpo con un volumen muscular muy importante, como los culturistas”. El doctor
Grimalt, por su parte, alerta que desde el punto de vista de la piel no es
buena idea practicar un ejercicio muy intenso de máquinas: “En la consulta
vemos a muchos jóvenes que desarrollan estrías por exceso de desarrollo
muscular, sobre todo en las zonas deltoidea y lumbar; por otra parte, cuando estas
personas dejan de practicar un ejercicio intenso pierden masa muscular y su
piel envejece peor, con mucha flacidez”.
Tratamiento antiestrés
Luis Miguel López asegura que entre los efectos probados del
ejercicio está la mejora del funcionamiento del sistema nervioso y, en
concreto, del nivel de estrés, de la calidad del sueño y de la actividad
sexual. Y un menor estrés y mejor descanso significa siempre un mejor aspecto
físico, menos ojeras y una piel más relajada. Por el contrario, el estrés se
relaciona con un mayor riesgo de sobrepeso, acné y caída del cabello, entre
otras cuestiones.
Tratamiento antiacné
Algunos estudios relacionan el ejercicio con una mejora del
aspecto del acné debido a la disminución de la secreción de insulina y a
ciertas propiedades antibióticas del sudor. No obstante, los dermatólogos
advierten que si no se toman precauciones y se limpia y seca bien la piel
después de la actividad física, la mezcla de sudor y calor puede agravar los
problemas de acné.
Tratamiento antivarices
La mejora de la circulación sanguínea que implica el ejercicio
conlleva un menor riesgo de varices. Explican los expertos que por una parte
aumenta la cantidad de sangre que expulsa el corazón en cada latido y, por
otra, se incrementa la elasticidad de los vasos sanguíneos y se facilita el
retorno de la sangre desde las piernas.
Tratamiento antiestreñimiento
Otro de los beneficios estéticos atribuidos a la práctica regular
de ejercicio tiene que ver con su capacidad para mejorar el ritmo intestinal y
evitar el estreñimiento. Explican algunos expertos que la actividad física
aumenta las contracciones de la pared intestinal y disminuye el tiempo que
tardan los desechos en pasar por el intestino, de modo que se acumulan menos
toxinas en el organismo y con ello disminuye el riesgo de algunas erupciones
cutáneas (granos, acné…) y también de hinchazón abdominal.
Tres falsos mitos
Con abdominales reduces barriga
La profesora Carlota Torrents desmitifica que uno pierda grasa y barriga
haciendo abdominales. “No está demostrado que ejercitar una determinada
musculatura te ayude a movilizar la grasa de esa zona; lo que está comprobado
es algo más global, que si haces ejercicio llega más circulación sanguínea al
tejido adiposo y se movilizan la grasas para el proceso metabólico de los
músculos”, detalla.
Sudar elimina toxinas
Son muchas las personas que consideran que parte de los beneficios del
ejercicio tienen que ver con sudar y que es la sudoración la que mejora el
aspecto de la piel porque elimina toxinas. Pero los médicos consultados
aseguran que el sudor es sólo un mecanismo para regular la temperatura
corporal, compuesto exclusivamente por agua y sales minerales, y que de ningún
modo sirve para desintoxicar el organismo. “Cuando sudamos el agua queda sobre
la piel y, al evaporarse, reduce el calor interno; es el mismo principio por el
que funciona el botijo”, explica Luis Miguel López.
Sudar quema grasas y adelgaza
El dermatólogo y maratoniano Ramon Grimalt también insiste en que sudar sólo
sirve para que disminuya la temperatura corporal, ni quema grasas ni adelgaza.
Explica que si uno pesa menos después de correr enfundado en plástico para
sudar es porque ha perdido más agua, pero ha de hidratarse para reponerla
porque si no verá afectado su rendimiento muscular, cerebral y cardiovascular.
“En muchos maratones se pesa a los corredores en diversos puntos del recorrido
y si uno ha perdido más del 10% de su masa corporal se le impide seguir
corriendo” por los riesgos que conlleva la deshidratación, apunta Grimalt.
Asegura que sí puede contribuir a quemar más calorías hacer ejercicio muy
abrigado cuando la temperatura es elevada, porque eso obliga al cuerpo a
realizar mayor esfuerzo para poder desprender el exceso de calor. Lo mismo
ocurre, dice, si corres con poca ropa y hace frío, porque el cuerpo necesita
trabajar más y quema más energía para mantener la temperatura interna.